Un
poco de historia
El uso de semillas
germinadas en la alimentación y en la medicina es dos veces
más antiguo que la Gran Muralla China. Cerca de 3 000 años
antes de Cristo, el Emperador de China escribía sobre las
hierbas medicinales y los frijoles germinados los cuales en esa
época eran prescritos para dolencias como edemas, contracciones
musculares, deficiencias en el funcionamiento de las vísceras,
desórdenes digestivos, debilidades pulmonares y problemas
relacionados con la piel y el pelo. Los chinos y japoneses germinaban
los frijoles de soya, el de mungo y la cebada como suplemento alimentario
fijo de su dieta.
En Occidente, las germinaciones fueron también usadas, primeramente
como medicina y después como alimento. El Capitán
Cook —conocido como uno de los mejores navegantes del Siglo
XVIII— fue el primero que realizó un viaje por el océano
que duró más de tres años sin perder ni un
sólo hombre por causa del escorbuto. Antes de este viaje
la mayoría de los barcos perdían la mitad de sus tripulaciones
durante las largas travesías. El secreto de Cook consistía
en darles a sus marineros una bebida fermentada obtenida a partir
de frijoles germinados.
Durante la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos se prepararon
condiciones para hacer de los brotes de soya un producto de primera
necesidad para los norteamericanos. En aquellos años se lanzó
una campaña para enseñar a prepararlos y así
crear una reserva alimentaría estratégica para los
tiempos de la guerra. A partir de 1948 se olvidó todo este
programa y no es hasta entrados los años setenta, con el
boom de los aeróbicos y las campañas sobre cultura
física y alimentación sana, que comienzan a tomar
un papel cada vez más importante en la alimentación
humana. En la actualidad los brotes son reconocidos como alimentos
muy especiales entre las personas con tendencias a las prácticas
del naturismo.
Bomba
nutricional
En su valor nutritivo
se parecen a las frutas y verduras, ya que, al igual que éstas,
contienen gran cantidad de vitaminas -en especial A, B, C, E y K-,
minerales, enzimas y clorofila.
También resultan muy atractivos si se mira su contenido en
azúcares simples, que aportan energía y se asimilan
fácilmente. El contenido en aminoácidos también
se incrementa entre un 10% y un 30%, y lo mismo sucede con el hierro
asimilable. Esta composición, hace que resulten idóneos
para estimular los procesos digestivos. Su consumo se recomienda
en casos de anemia y para personas con el estómago delicado,
que pueden comer legumbres cocinadas, pero sí sus germinados.
Con
las calorías justas
Además, son
alimentos que aportan muy pocas calorías. Las grasas y almidones
de las semillas se transforman en carbohidratos simples, proteínas,
vitaminas y minerales -especialmente fósforo-. Los brotes
de soya, por ejemplo, sólo tienen 30 calorías por
cada 100 gramos.
Los germinados se
pueden consumir de diferentes maneras. Algunos tienen mejor sabor
cuando han sido cocinados, como sucede con la soya, cuyas proteínas
son así aún más fáciles de asimilar.
Con ellos se pueden preparar tortillas, sopas de verduras, purés,
ensaladas, guarniciones para las carnes o pescados. Incluso se puede
añadir al relleno de un sandwich, como ingrediente en las
salsas de tomate, o como novedad en un plato de arroz.
Sus
bondades y Valor alimentario
Constituyen una
nutrición sana. Es un método barato de tener nutrientes
diversos (Vitaminas, minerales, oligoelementos y fibras, proteínas
vegetales).
No contienen agroquímicos.
Limpian y enjuagan el cuerpo
Los granos germinados no contienen colesterol.
Los germinados son alimentos pre-digeridos por el proceso que ellos
toman.
Se usan mucho en la alimentación de convalecientes (enfermos
de lupus y cáncer, por ejemplo), porque se digieren fácilmente.
Los granos y legumbres
recién germinados tienen una gran cantidad de clorofila,
vitaminas, minerales, oligoelementos y otras sustancias vitales.
Entre las vitaminas pueden ponerse como ejemplo las contenidas en
los brotes: A, B, B6, B12 (difícil de encontrar en los vegetales),
B17, C, E, ácido fólico, pantoténico, además
de colina. También poseen calcio, hierro, magnesio, cobre,
cinc, yodo, potasio junto con los aminoácidos esenciales
que el cuerpo necesita para formar las proteínas necesarias
para restaurar sus tejidos.
Los
germinados constituyen uno de los mejores alimentos que la naturaleza
nos ha dado.
De poderoso efecto
regenerador y curativo, se dice que el jugo de brotes impide el
desarrollo del cáncer, ayuda a corregir la anemia, equilibra
la presión arterial, alivia el estreñimiento, aumenta
la actividad hormonal, hace que desaparezcan las canas y por sobre
todas estas propiedades ayudan a desintoxicar el organismo de muchos
agentes contaminantes presentes en nuestro medio ambiente.
Un buen número de científicos ha publicado sus descubrimientos
sobre el valor de los brotes como alimento y es bien amplia la literatura
de que se dispone en la actualidad como para no dudar de la necesidad
de introducir los brotes en nuestra alimentación y en nuestra
vida cotidiana.